José Saramago
©GabrielPecot. Lisboa, 2008.
Hace un año y medio tuve la inmensa fortuna de compartir una mañana con José Saramago
en su casa de Lisboa . Viajamos con Peio Riaño para hablar de su último libro "El Viaje del elefante".
Es la entrevista que recuerdo con más cariño y desde luego, uno de los mejores momentos que
me ha brindado esta profesión. Debo reconocer que en ese momento ignoraba, aparte de los tópicos
y de oídas, la obra del escritor. Antes de ir al aeropuerto, corrí a la Casa de Libro a buscar un par de salvavidas..
Saramago, recién salido del hospital, no se separaba de su manta a cuadros ni un segundo.
Sentado en su estudio, vi como sus ojos comenzaban a encenderse al ritmo de las preguntas.
Tuve que hacer un gran esfuerzo para hacer fotos durante la entrevista, porque el ruido de la
cámara sobre sus palabras me parecía sencillamente un crimen. Una verdad detrás de la otra.
La Iglesia, Obama, la economía... desgranaba un tema tras otro con una agudeza que desarmaba.
Una oda al sentido común y la coherencia, con el sonido dulce del portuñol .
El tiempo se escurrió entre nuestras manos. Llego al tiempo de hacer el retrato. Frágil esperaba
con una impaciencia vestida de disimulo. Unos segundos y regresó, de mano de su compañera Pilar,
a su fortaleza de la primera planta. Fue la única vez que le ví.
Hoy se ha ido un grande.
Esta noche, Caín me espera en la biblioteca...
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