VIERNES 29-2-08
Estaban a gustito en su encierro particular. Su reino se extendía por los techos
del madrileño Polideportivo de La Almudena. Miguel y Cristian tenían una mesa, dos sillas y algo para comer.
Completando el cuadro, una guitarra, una campana y unas mantas para dormir. Más bien exiguo el material.
Hablaban con vehemencia, con la fuerza de las ideas. Creían en su papel, y lo representaban a la perfección.
Luchaban por ellos y por sus compañeros. Para tener un futuro.
-Para qué es la campana?- pregunté.
-Para llamar la atención de la gente-contestó Miguel.
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