La gente se acerca lentamente. Vestidos de domingo, soportan estoicamente
el sol de las tres de la tarde que abrasa Sevilla.
Al final de la calle se escucha un rumor. Poco a poco, los nazarenos desfilan
frente a nuestros ojos. Perfumes caros y baratos, mezclados con el aroma
de azahar, no disimulan ya el sudor del gentío. El ambiente se torna denso.
Aquello que era rumor, se transforma en estruendo cuando la banda
llega a nosotros. Luego silencio. Tenso. Respetuoso.
La calma que precede la tormenta.
Y al unísono; las desgastadas piedras de la calle vuelven a susurrar
con el paso de los costaleros, que ejecutando una coreografía centenaria
posan sobre sus hombros el peso de la tradición.
2 comentarios:
ale venga!...
derroche de fotones...
me río de todos aquellos que miden mas de 1,70 cm y que intentan achucharnos en las ruedas de prensa porque somos chiquitillos para no dejarnos hacer nuestro trabajo.
aveces la estatura hace que te metas en las narices del personal
y aquí está el resultado
una foto con un par de narices!
me gusta me gusta.
si si.
Hola!!! Somos bajitos pero poderosos!JEJEJE
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